Lo mejor del olvido es que le puedes comer la boca, que es un cuerpo débil. Que se deja follar y se queda por la mañana. Y sigue ahí por la noche. Lo mejor del olvido es que está enamorado de volver. Como tú.
A veces.
El recuerdo es la piedra contra la que tropieza el olvido. El que le deja las bragas por los tobillos para que se las suba deprisa. El que se va tarde; dejando la ventana abierta, llevándose la manta.