Ha habido cinco grandes besos desde el año 1942 a. de C.: cuando el descubrimiento accidental de Saúl y Dalia Korn se propagó por la civilización occidental. (Antes de esa fecha, las parejas solían enlazar los pulgares.) La estimación exacta de los besos es algo terriblemente difícil de realizar, y a menudo provoca grandes controversias, porque si bien todos coinciden en la fórmula del afecto, pureza, intesindad y duración, nunca nadie se ha sentido completamente satisfecho con la importancia que ha de darse a cada elemento. Cualquiera que sea el sistema de estimación empleado, existen cinco besos que todos consideran merecedores de la máxima puntuación.
Pues bien, éste los superó a todos.
William Goldman, La Princesa Prometida.
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