Primero bailamos como sí ya nos estuviésemos riendo de todo esto y luego también lloramos. Me abrazabas y yo sólo quería que no te acercases del todo, no te fueses a cortar con todo lo rota que estaba. Y me abrazaste otra vez. Y entendí, que cuando nos abrazamos se forman mantas. Mantas en las que pasar un invierno o toda una vida.
Vengo a decirte que hay personas que te hacen grandes. Y yo me siento orgullosa de lo que soy, porque tú te sientes orgulloso de mí.
Has sido freno cuando había un juro delante. Y has sido muro cuando necesitaba sostenerme. Contigo me he reído tanto que a veces se me olvida lo llorado. Eres tan diferente al resto que salimos ganando. Ojalá toda una vida en la que me sigas llevando la contraria y quitando la razón, para que no me pese
el equipaje a cuestas.
¿Me oyes? Toda una vida.
Coge algo de ropa, mucha fuerza y un vino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario