domingo, 23 de octubre de 2011

Al chico del barrio.

Quizá el amor, por muchos violines que le pongan, solo sepa bailar dando palmas. Y las personas seamos distintas, ilógicamente adyacentes, aproximadamente normales, y todas, todas dispuestas al juego de la equivocación. Que si no encuentras la sonrisa del día, dame un toque y a ver qué puedo besarte, que a estas alturas del curso una parece que vuela al ver tu nombre en el móvil, y pienso en la misma calle, número y portal que los tuyos, como si fuera fruto de una traviesa coincidencia. Elegimos disparates como palabras favoritas... yo siempre creí que tenías destino de guitarra, y quién sabe si quizá, también, de rock and roll. Tú y tus malditos ojos azules haciendo trampas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario