No nos quisimos desde el primer momento. Tampoco queríamos volver a conocernos cada día. No había nada de extraño en no desear compartir el café de todas las mañanas. No nos resistíamos al mundo.
- Ponte una chaqueta, vas a coger frío. (Dijo con aquel tono de indiferencia y orgullo).
- ¿Has visto?...todavía puedes llegar a enamorarte de mí.
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