martes, 22 de noviembre de 2011

Aclaraciones.

Es lo que yo digo: que hay gente muy mala por el mundo... Y que a perro flaco todo son pulgas. Pero, al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure, ¿no es cierto?
Eso, desde luego. Como que después de un día viene otro, y Dios aprieta, pero no ahoga. Claro que agua pasada no mueve molino, pero yo me asocié con él por aquello de que más ven cuatro ojos que dos y porque lo que uno no piensa se le ocurre al otro. Pero de casta le viene al galgo ser rabilargo: él siempre ha sido de los de quítate tú pa ponerme yo, y de tal palo tal astilla, y genio y figura hasta la sepultura. Total: que él empezó a asomar la oreja, y yo a darme cuenta, porque por el humo se sabe dónde está el fuego. Que lo que cada uno vale a la cara le sale. Y que antes se pilla a un embustero que a un cojo. Y como no hay que olvidar que de fuera vendrá quien de casa te echará, yo me dije: "Hasta aquí hemos llegado; se acabó lo que se daba; tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe, cada uno en su casa y Dios en la de todos; y al mal tiempo buena cara y pa luego es tarde, que reirá mejor el que ría el último y los malos ratos pásalos pronto". Conque le abordé... porque las personas hablando se entienden, y le dije: "Las cosas claras y el chocolate espeso; esto pasa de castaño oscuro, así que cruz y raya y tu por un lado y yo por otro; ahí te quedas, mundo amargo, y si te he visto no me acuerdo". ¿Y qué hizo él? Pues contestarme con un refrán. ¡Ay, qué tío más cínico! ¿Será sinvergüenza?

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