domingo, 27 de noviembre de 2011

Pensamientos de un domingo por la tarde.

Ojalá pudiera enterrar el hecho de que cambiamos no sólo para bien; enterrar los murmullos para no poder escuchar a aquellos que ni siquiera hacen el esfuerzo por conocer al resto, porque prefieren arrojar a los leones todo lo demás. Ayudaría a cambiar de estrategia a quienes dicen querer ayudar y hacen todo lo contrario. Arrojaría al fondo del mar todos los lazos de pensamientos que no dejan de convertirme en este remolino tan fugaz. Le daría una bofetada a mis miedos de una vez. Ojalá pudiera dejar de sentir estas cantidades industriales de sentimientos...Sólo quisiera ser inmortal para unas cuantas personas. Ojalá dejemos de hablar tanto de la belleza y no sobrevalorarlo todo... No tenemos ni idea de cómo funciona el mundo. Lo curioso es que no sólo cambiamos nosotros, cambian las palabras y su significado pasa a depender de nuestras emociones...Formamos imágenes. Me abruma tener tantos deseos, tanta improbabilidad rondándome. La deliciosa libertad de equivocarse siempre me acompaña y lo agradezco...al menos dentro de mi propio desastre restan algunas esperanzas. Ojalá dejáramos de etiquetarnos como negativos o positivos. Las reacciones de cada uno ante una situación son muy diversas, dependen de muchos factores. Las personas (nos) hacemos daño cuando nos negamos a aceptar lo que somos...Ojalá eso pudiera cambiar, que todos pudiéramos sentirnos nosotros mismos sin remordimientos. Serlo y ya está, porque eso somos cada uno de nosotros, un mundo aparte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario